lunes, 25 de febrero de 2019

La muerte de la televisión convencional


Llevo muchos años sin actualizar este blog, lo sé. Me gustaría poder decir que ha sido porque he estado analizando el actual panorama televisivo y que ahora os voy a presentar el informe definitivo acerca de las últimas tendencias del sector, pero nada más lejos de la realidad, no os voy a mentir. He estado ocupado con otras cosas, personales, laborales, todas ellas han superado en la escala de prioridades a este blog, pero prometo volver poco a poco... Des-pa-ci-to. He perdido posicionamiento en los motores de búsqueda, no he creado un nicho de audiencia... ¡Fatal! Un mail que llegó ayer por sorpresa a mi bandeja de entrada, recordándome la existencia de TuTelealdía, ha sido el empujón que necesitaba, y qué mejor manera para volver que anunciando algo ya sabido por todos: la muerte de la televisión convencional (o al menos, tal y como la conocemos).

¿Qué les está pasando a las series de la televisión en abierto? ¿Por qué ninguna (salvo contadas excepciones) logran cifras aceptables de audiencia? Hospital Valle Norte, La Verdad, Matadero, La Otra Mirada, Secretos de Estado, El Continental... todas ellas arrastran o han arrastrado datos muy pobres, por debajo de la media de sus respectivas cadenas. Habiendo Netflix o HBO, pocos televidentes tienen la paciencia suficiente para seguir una serie en abierto y en emisión lineal. ¿Anuncios? No, thanks! ¿Esperar una semana para resolver el cliffhanger del último capítulo? No, thanks!!

Casos como el de La Casa de Papel son la prueba evidente de que las series en abierto podrían tener los días contados. Una ficción que en su emisión en Antena 3 pasó totalmente desapercibida, con cifras muy bajas inferiores al 10% de share, fue el pelotazo de los últimos años en Netflix. Otras series pecan de poco innovadoras, con temas ya muy trillados, otras ficciones tal vez son demasiado innovadoras para la televisión en abierto. ¿En qué quedamos entonces? He ahí el quid de la cuestión. Si innovas, te estrellas, si no innovas, también. Ahí es donde las tres principales televisiones nacionales (La1, Antena 3 y Telecinco) deben lograr el equilibrio.

La1 tiene Cuéntame cómo pasó y Estoy Vivo, Telecinco cuenta con La que se avecina y Vivir sin Permiso y Antena 3 puede tirar de Allí Abajo. Estas seis (¡seis!) ficciones son las únicas que han sobrevivido a los vaivenes de los últimos años en el panorama televisivo. Cada temporada, lanzan nuevas propuestas y pocas son las que logran la tan ansiada renovación; otras en cambio son concebidas desde un principio con un final cerrado. Sea como fuere, pocas logran destacar y menos aún logran siquiera alcanzar el 10% de share. En el horizonte, hay varias propuestas atractivas: Señoras del (H)ampa, La Valla, 45 Revoluciones, Promesas de Arena y muchas más. ¿Logrará alguna sobresalir y marcar la diferencia? El tiempo lo dirá, pero analizando los datos que tenemos sobre la mesa y dada la situación actual, no podemos ser optimistas.

Asimismo, las plataformas de streaming y la televisión por cable (Movistar +, por ejemplo) han comprobado cómo la mayoría de sus propuestas han sido bien recibidas por público y crítica, y lo más importante, han traspasado fronteras. Ejemplos recientes son Élite, Velvet Colección, Vergüenza, La Peste, Arde Madrid, Gigantes, Las Chicas del Cable, etc. Y, al igual que ocurre con la televisión convencional, se avecinan nuevos proyectos muy jugosos, que indirectamente son competencia de las series en abierto: una ficción basada en las novelas de Elísabet Benavent (pelotazo asegurado), Hache, Días de Navidad, El Vecino, Instinto, etc. Todas ellas, con repartos de altura y tramas llamativas, capítulos de 50 minutos y la posibilidad de ver los episodios cómo, dónde y cuándo quieras.

Hoy me siento un poco pitoniso y voy a tirar de sexto sentido para vaticinar lo que pasará dentro de unos años: la televisión convencional empezará a renunciar a producir series en abierto y se centrará en el entretenimiento (La Voz, GH, Tu cara me suena, etc. son los programas que más alegrías dan a sus respectivas emisoras en la actualidad), mientras que las ficciones irán a parar a plataformas de streaming y a la televisión por cable. Hagan sus apuestas. Sin duda, estamos ante un punto de inflexión.

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