jueves, 17 de septiembre de 2015

Nos cuesta arrancar

Iba yo esta mañana en el Metro atusándome mi recién estrenado nuevo tupé y, contradiciendo cualquier prescripción médico-psiquiátrica, he ido meditando. En mis cosas y en la vida en general. He podido observar lo mucho que nos cuesta arrancar. Todas aquellas personas con un mes completo de vacaciones en agosto no salen de su nebulosa hasta bien entrado noviembre. Bostezos (taparse la boquita no estaría de más, pero eso sabemos que es mucho pedir), caras desencajadas, andares sin rumbo por infinitos pasillos del suburbano... Todo eso es un sello de nuestro país. Ya sabemos que más al norte las cosas cambian. 

Todo lo que os acabo de comentar se puede aplicar y extrapolar a nuestras series. Y es que a nuestros guionistas les cuesta arrancar también. O, al menos, eso parece. El jueves de la semana pasada, estaba yo preparado con mis chuches y mi Aquarius, sentado en mi sofá y esperando impaciente el estreno de la tercera temporada de "Velvet". Tras minutos y minutos de anuncios (gracias, Antena 3), empezaba la serie. Pasaban los minutos, y mi emoción inicial se iba desvaneciendo. ¿Qué pasaba? Muy fácil. El final de la segunda tanda había sido tan sublime, que arrancar después de ese desenlace resulta una tarea más que ardua (como las personas del Metro, ¿os acordáis?). 

Sin embargo, mi momento cumbre llegaba ayer a las 22.30. Tras más de un año y medio de parón injustificado, volvía "B&B", la que para mí, fue la mejor serie española de la temporada pasada. Por fin reabría la redacción y así, las historias de sus redactores, de Belén Rueda, Luisa Martín (la Juani), Cristina Alarcón... Media horas más tarde, me invadía la sensación de "déjà vu" o algo similar. En ese momento, me daba cuenta: esta serie también volvía floja. Tramas difusas, importantes ausencias... Ya nos avisaba en la rueda de prensa el equipo creativo que en esta temporada se iba a potenciar más el drama. Pues oye,  al pie de la letra. Ni una sonrisa. Ni Dani Rovira siquiera me animó con sus chascarrillos, pero claro, eso pasa si (ALERTA: SPOILER) estrenas nueva tanda de episodios con un cáncer de mama, una trama de trata de blancas y un caso de corrupción. 

Todo esto me lleva a pensar lo mucho que, en general, nos cuesta arrancar en España, y nuestras series no son más que el fiel reflejo de eso. En Estados Unidos, conocen el valor y la importancia de producir un buen primer capítulo. Siempre con excepciones, claro, pero suelen ser más espabilados en ese tema. A fin de cuentas, el primer episodio es la carta de presentación de lo que está por llegar. Aquí, al otro lado del charco, somos más de arrancar y encauzar las tramas a partir del cuarto o quinto capítulo. ¡Qué trepidante todo!

1 comentario:

  1. Cuanta razón llevas! La verdad que las series españolas al final no sabes por dónde te van a salir, incluso a veces me pregunto sobre si mantienen relación la nueva temporada con la tanda anterior, aunque bien te diré el caso de El Príncipe, un desenlace como entregado por fascículos, de verdad piensan qué me acuerdo de todos esos minúsculos detalles que parecen insignificantes que al final son la pista del desenlace cuando quieran poner los 8 capítulos finales??? Parace mas bien una estrategia para que la cadena consiga dinero que por el bien de la serie y el espectador.

    En cuanto a tu vinculación con las series norteamericanas, siempre flojean en torno a los episodios centrales de sus 22/24 pases. Para dejarnos un final apoteósico y un inicio que más bien parece un remember

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