martes, 24 de marzo de 2015

La Voz ruge más fuerte que nunca


Después de una segunda edición bastante deslucida, ayer arrancaba la tercera temporada del exitoso talent. Y no sólo lo hacía con gran audiencia: 4,5 millones de espectadores y un 28,1% de share (recordemos que la segunda tanda arrancaba con un 23), sino con más entretenimiento, más risas, más calidad. Podríamos decir que La Voz ruge más fuerte que nunca. A lo bestia. Palabra ya empleada anoche por uno de los concursantes para referirse a los cuatro flamantes coaches. Y no andaba desencaminado. 

Laura Pausini es espectáculo. Toda ella. Sus caras cuando se nota que no entiende lo que dicen sus otros tres compañeros, sus carcajadas, sus bromas, su luz. Además de demostrar una excelente sintonía con sus tres compañeros. Y algo más que destacable: tarda en pulsar el famoso botón rojo. Se toma su tiempo porque sabe que lo mejor (o lo peor) está por llegar. Lo siento por todos sus fans, pero desde el primer minuto, hizo que no se echara de menos a Rosario Flores. Ya en la primera hora nos regaló un momento inolvidable, entonando a ritmo de flamenco el famoso "Marcos se ha marchado para no volver" de su mítica canción "La soledad". Olé, Pausini, olé. Y olé a Mediaset por haber logrado ficharla. 

Malú tiene tablas. No sólo sobre los escenarios. Es la más veterana del talent. Y eso se nota. Tiene presencia, encanto. Sí es verdad que Pausini se la come en muchas ocasiones, y es que las comparaciones son odiosas. Aun así, Malú aporta esa nota de chulería, de sarcasmo, que los otros tres coaches no tienen. Sus consejos a los concursantes, desde luego, juegan muy a su favor. ¡Qué pico tiene! Y su pique amistoso con la italiana seguro que nos regala más de un momento inolvidable, como ya lo hicieron anoche estas dos estrellas de la canción. 

Ya en el terreno masculino, mi entusiasmo mengua... Venga, empiezo por lo negativo antes (que sé que os gusta la carnaza). Orozco y Sanz. Sanz y Orozco. Algo no funciona. Es todo muy forzado. Orozco, ¿de verdad te tienes que poner de pie con cada concursante? Y lo que es más importante... ¿Todos te gustan? Porque ayer pulsabas más ese botón que... Bueno, me callo. Sanz, ay, Sanz. Alejandro. No intentes hacerte tanto el gracioso, por favor. 

Eso sí, ahora viene lo bueno. Orozco y Sanz superan con creces a Bisbal y Melendi. ¡Dónde va a parar! El primero y su "oléeeee", sus gritos, su folclore... Es un alivio no verle más en el sillón rojo. Otro aspecto positivo, esta vez de Alejandro. Tiene criterio. No sé si os distéis cuenta anoche, pero el tío pulsaba con cabeza. El botón. Los años de experiencia se notan. Al contrario que otros... Orozco es muy achuchable. Ese rol de "pobre yo, que nadie quiere venir conmigo" llega al espectador. Y da juego. 

Y, ahora en conjunto: los cuatro coaches tienen química como grupo y entre sí. Malú y Sanz desprenden cariño, como no podía ser de otra forma. Sanz y Pausini, y esas miraditas. Malú y Pausini... La cosa arde. En definitiva, buena sintonía, piques simpáticos... Llevo un rato escribiendo esta entrada y noto que me dejo algo... ¿Qué es? ¿QUÉ ES? ¡Ah! Los concursantes... Sí, los había, y algunos más que destacables. 

El cantante de ópera me dejó boquiabierto y ojiplático. Las gemelas que cantaron tras el telón (menuda sorpresa nos dieron, ¿eh?) me fascinaron, así como un par de rockeras con personalidad.  Ahora me surge una pregunta: ¿No se supone que los protagonistas deberían ser los concursantes? Pues... Señoras y señores, al menos en esta edición, no va a ser así. Las redes sociales, así como mis conversaciones de Whatsapp de esta mañana, lo demuestran (todo muy científico, como podéis comprobar). Todos los flashes apuntan más que nunca a los cuatro sillones rojos. Una pena por los concursantes, pero sinceramente... ¿Alguien se ve capaz de eclipsar la genialidad de Pausini, la chispa de Malú, el salero de Sanz y Orozco? Si alguien lo conoce, que me lo presente. Ya tengo planazo para los lunes. He dicho.